El 10 de diciembre de 2019 Alberto Fernández se preparaba para salir manejando desde su auto rumbo al Congreso para recibir los atributos que lo convertirían en el Presidente de la Nación. Allí lo esperarían Cristina Fernández de Kirchner, su compañera de fórmula y varixs de quienes serían las principales figuras en el esquema del Frente de Todos.
Atrás quedaban los globos amarrillos y los festejos de la revolución de la alegría que nunca fue. Ese recorrido, con Alberto al volante saludando a las multitudes que lo acompañaban, fue un gesto de austeridad, algo necesario para un sector que había sufrido aquel modelo de ajuste que terminaba.
Luego de cantar la marcha peronista, llegó el turno de dar su discurso de asunción, Fernández enfatizó en querer un gobierno que sea recordado por terminar con la grieta. “Los vengo a convocar, sin distinciones, a poner a la Argentina de pie. Para que comience a caminar. Paso tras paso. Con dignidad. Rumbo al desarrollo con justicia social”.
Posiblemente nada iba a ser sencillo, ni la recuperación de una economía devastada ni la recomposición de un tejido social roto.
A pocos meses de iniciada su gestión, el gobierno que tímidamente mostraba sus primeros pasos tuvo que volantear para otro lado, algo que en aquel camino de Alberto hacía el Congreso parecía inimaginable, gobernar en pandemia.
¿Se puede entonces hacer un análisis de una gestión que estuvo atravesada por una pandemia? La respuesta es más que obvia, no sólo que se puede sino que se debe, porque si algo demostró la pandemia fue qué rol ocupó el Estado. Y no sólo en nuestro país, sino en todos aquellos paises que se vieron afectados. Para algunos, fue necesario controlar la situación sanitaria por encima de la economia, en otros casos fue a la inversa. Aun así, se puede decir que el Estado fue fundamental, y en el caso de Argentina ademas de reforzar un sistema de salud no preparado para una pandemia tambien se tuvo que pensar en políticas de contención social, las que ya existian se sumaron varios mecanismos compensatorios, se puede estimar que alrededor de 55% de los hogares percibieron algunas de los programas del Estado durante el 2020.
LA AGENDA 2020
La pandemia durante varios meses dejó en segundo plano, la agenda política que -de alguna manera- sirvió para que un sector de la oposición se sienta cómodo para volcarse en las calles, en cuarentena y mostrar que no están vencidos y que pueden ser ellos quienes lleven el hilo sobre los debates o la agenda mediática.
Y justamente si algo le faltó al primer año de gestión de Alberto Fernández fue poder o ‘querer’ instalar temas políticos y sociales en la agenda, todo se fue procastinando de una manera que parecía convertirse en un modo de actuar
Pongamos el ejemplo Vicentín, un gran anuncio con conferencia incluida en un momento álgido en la imagen del gobierno, dicho acontecimiento se desinfló más rápido que aquellos globos amarrillos en algún bunker de Cambiemos. La sensación fue la de “lo intentamos, pudimos hasta acá” casi como una cultura derrotista que poco tiene que ver con un gobierno de tinte peronista. Lo mismo sucedió con el Proyecto de Aporte extraordinario a las grandes fortunas que recién fue aprobado la semana pasada. Se quiso colocar en la agenda la reforma judicial que a pocos interpela pero que el Presidente estaba dispuesto a dar esa batalla, abriendo así más frentes sin saber los resultados, y evaporando una imagen positiva que pudo haber sido mejor utilizada en aquellos meses.
El gran logro de este primer año de gestión fue sin dudas del Ministro de Economía, Martín Guzmán con la reestructuración en un 99% de la deuda con los bonistas, uno de los objetivos prioritarios y urgente del gobierno. Mediante charlas por zoom, a distancia, fue el equipo económico quien alivió la situación complicada de endeudamiento que había dejado el macrismo y continúa en espera para cerrar un acuerdo con el otro gran endeudamiento con el FMI en la última etapa de Cambiemos.
El Frente de todos llegó con una propuesta clara que era la de salir de la crisis que había generado el macrismo, los altos números de inflación, endeudamiento, tarifas dolarizadas, desocupación, pobreza y desfinanciamiento del Estado, entra otras.
En su carta publicada recientemente sobre el primer año de gestión, la vicepresidenta escribió “el Poder Ejecutivo sin duda ha hecho un gran esfuerzo para afrontar dos tragedias. Una anunciada y otra inesperada. La primera: la economía arrasada del macrismo. La segunda: la pandemia inédita”.
En materia de derechos y justicia social, el presidente estableció en septiembre por decreto un inédito cupo para que por lo menos el 1 % de los puestos en la administración pública sean ocupados por personas travestis, transexuales o transgénero.
Tambien por decreto, legalizó en noviembre el autocultivo de marihuana con fines medicinales.
La gran apuesta es la legalización del aborto que fue una de las principales promesas de campaña de Alberto. El desafío será nuevamente el Senado, donde se votará el 29 de diciembre.
LO QUE SE VIENE
El objetivo para el 2021 será el repunte de la económica, la recuperación de las diversas actividades económicas que estarán superditadas por cómo continúa la pandemia, y el acuerdo con el FMI, el gobierno sabe que la mitad de la población está bajo la línea de pobreza y que 9 millones de personas percibieron el IFE que no hay dudas la pandemia que trastocó la agenda que el gobierno deberá retomar.
Por otro lado, el ejecutivo debe ser quien debe ponga en agenda los temas que preocupan a la sociedad, en un año electoral el Frente de Todos debe demostrar su peso político, esto significa que Cristina Fernandez de Kirchner tenga un rol más activo en cuanto a lo simbólico, a su presencia que poco ocurrió este año, y que demuestra ser necesario.
Saber elegir cuáles son las batallas que hay que dar. Que los temas no se marcan por lo que puede ocurrir en los microclimas de las redes sociales sino en el mundo real.