De la Superfinal deseada al hundimiento del periodismo deportivo, una vez más 

Por Camilo Fernández Santos

Finalmente no habrá final entre Boca y River en esta temporada atípica de Copa Libertadores después de que ambos equipos fueran eliminados por Santos y Palmeiras, respectivamente. Algo que podía ocurrir con tranquilidad porque también esos equipos brasileños son unos tanques de nuestro fútbol sudamericano. 

Pero aquí, en esta parte de la tierras, los distintos eruditos y “mejores” representantes de nuestro alicaído periodismo deportivo hacia meses y llaves atrás que nos venían imponiendo con escasos argumentos que en esa final habría nuevamente superclásico argentino.

La ecuación es simple y clarita, el fogoneo por parte de las señales que más se ven en nuestro pais (el siempre mala leche TyC Sports y ESPN, que con los verdes de Micky Mouse se quedó con todos los derechos de cualquier deporte que se juegue con una pelota), vieron que la llave de la Copa podría encontrar a River y Boca en una nueva final y desde el vamos comenzó el circo. Xeneizes y Gallinas son una plaga por todo el país y el exterior, así que la cuenta en el rating y en la venta les daban un gran guiño.

Y así fue, quizá el momento en donde más se desnudó ese deseo de otra Superfinal, fue cuando Racing enfrentó a Boca por los cuartos de final. Esos días previos a los choques se notó a simple vista de cualquier hincha del fútbol como se trató semejante acontecimiento. 

Horas enteras con notas y móviles innecesarios hablando y cubriendo desde los entrenamientos de Boca en Casa Amarilla, hasta los gustos del entrenador boquense Miguel Ángel Ruso a la hora de comer helado bastaron para darnos cuenta el destrato que mostraron por Racing, otro equipo argentino, Avellaneda queda en nuestro país, che.

Y así fue hasta que el destino y lo realizado por Boca y River dentro de los escenarios hicieron ese sueño de esa finalísima se esfumó. Invadieron los canales de TV y las redes con encuestas irrisorias e innecesarias siempre haciendo mención a esa final que no fue. Nadie se percató que en semifinales, enfrente estarían Palmeiras y Santos ni mas ni menos, equipos super populares y con una billetera grande como para vencer a los nuestros.

Nunca nos enteramos quién era el 9 de Palmeiras, hasta que lo sopapeó a River en la cancha de River o bien la figura de Santos, que volvió locos a todos en Vila Belmiro y pasó por arriba a Boca. Atrás queda en el análisis de esta nota  de los dos partidos bien distintos con que culminaron con el desenlace que la final iba a ser entre brasileños. Acá más alla de la eliminación de los equipos más populares de nuestro país, queda una vez más, la cancelación de nuestro periodismo mainstream que cada vez se hunde un poco más. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *